Todos sabemos que en la educación de nuestros hijos hay un momento fundamental: cuando empiezan a aprender a leer.
El lenguaje es la base de la adquisición del conocimiento y
la lectura es uno de sus vehículos fundamentales: sabiendo leer aprendes a
resolver problemas; sabiendo leer, adquieres cultura. La lectura será una de
las actividades más importantes que nos sucedan en la vida, por lo que le
debemos dar la importancia que se merece. Como dijo Mario Vargas Llosa,
"Aprender a leer es lo más importante que me ha pasado en la vida".
A los padres nos hace mucha ilusión que nuestros hijos
empiecen a conocer las letras, y luego a pronunciar sus primeras palabras
leídas. Los acompañamos, muy pegaditos a ellos, con materiales y juegos
motivadores, con cuentos de mil colores… pero una vez que comienzan a leer los
párrafos ellos mismos, de una manera u otra nos vamos alejando, y dejamos que
sean ellos solos los que sigan encaminando este hábito.
Os ponemos un ejemplo: cuando un niño empieza a jugar al
fútbol (o baloncesto, ballet, ajedrez, etc.) y le apuntamos a un equipo, lo
llevamos al entrenamiento, lo acompañamos en cada partido, y también le
animamos si le marcan un gol y le decimos que, en el siguiente partido, todo
saldrá mejor. Pues esa es la actitud que debemos tener con la lectura, pero,
muchas veces, la dejamos a un lado.
Hay que tener en cuenta que, cuando llega este momento
inicial, leer dos o tres párrafos ya supone un gran esfuerzo. No tienen soltura
lectora, y les cuesta entender algunas palabras o expresiones. A nosotros que
ya leemos con esa agilidad que a ellos les falta, dos o tres párrafos nos
pueden parecer que no son nada, pero para tu hijo, que acaba de adentrarse en
este mundo de la lectura, es una tarea ardua.
Habrá niños que adquieran pronto el hábito y el gusto por la
lectura, pero otros no lo lograrán tan fácilmente. A estos últimos son a los
que les vamos a tener que seguir echando una mano. ¿Por qué no?
En este artículo queremos dirigirnos a los padres que pueden haber perdido la paciencia o haber tenido una experiencia poco satisfactoria con la lectura de sus hijos. Nuestro consejo es que sigan acompañándolos, que sigan trabajando con ellos. Una cosa está clara: cada niño tiene su ritmo, y por eso no hay que tener prisa al leer.
Según leíamos en un artículo anterior, una de las cosas que
buscamos en la escuela es que desarrollen la pasión por el conocimiento, pero
también la pasión por la lectura, que no significa leer por leer, como fin,
sino que debe ser un medio para disfrutar y aprende. A veces parece que exigimos a nuestros hijos
que lean y nada más: cuando nuestros hijos ya "saben leer", nos damos
por satisfechos y los abandonamos en su camino lector.
Sabemos que la virtud no está en la cantidad sino en la
calidad, pero ¿cuándo nos paramos a pensar si lo que leen les gusta, les
motiva? ¿Por qué, en vez de exigir, no los motivamos y los animamos?
Lo que no podemos transmitirles a nuestros hijos es la lectura
como una obligación, sino como un medio para conocer el mundo, para poder
viajar a cualquier parte sin moverse de un sofá, como fuente de información,
entretenimiento, conocimiento, cultura, saberes. La base del hábito lector
empieza en casa. Y para adquirir un hábito, tampoco hay edad, solo hay que
cultivarlo. El gusto por la lectura va creciendo solo.
Con todos estos párrafos, queremos animaros a que no ceséis
en apoyar a vuestros hijos y no dejéis de ofrecerle al niño siempre ese apoyo
para que su motivación crezca, cuidando detalles como la temática, el lugar, el
tiempo: tened presentes los momentos evolutivos de cada niño, olvidando las
comparaciones. En resumen, trabajemos el
hábito, de forma lúdica, motivándolos, y animándolos. Donde veamos que se fija
su atención, partirá su motivación.
La lectura es algo que los va a acompañar toda la vida, y
adquirir una buena base es importante... y merece la pena intentarlo...
Al final, leer es una decisión personal, pero vamos a
intentar que el gusanillo de la lectura le pique a la mayoría de los niños.
Si lo que nos preocupa es que los niños han crecido en un
mundo digital, planteémosles una lectura digital. Lo importante no es el
formato.
Nadie duda de que la lectura tiene incontables y valiosos beneficios.
Estamos convencidas de que el amor por los libros es algo
que se puede transmitir, y que puedes adquirirlo tengas los años que tengas… si
se disponen de las herramientas necesarias. Si conseguimos que una persona
conecte con un libro, conseguiremos que sienta la necesidad de volver a
conectar consigo misma.
Vamos muy rápido en esta sociedad y el acto de leer requiere
parar, relajarse y disfrutar. ¿No parece un buen plan?
La motivación también puede venir de otros. ¿Quién no ha leído un libro que le gustó a mi compañero de colegio?. Para daros un empujón, os recopilamos los libros que nuestros hijos eligieron en el concurso que propusimos hace unos meses...
SUGERENCIAS (Orientarivas según cursos escolares):
INFANTIL- 1º I. La pequeña oruga glotona de Eric Carle.
- 2º I. Osito Tito. Emergencia al volante de Benji Davies.
- 2º I. La vaca flaca de Raúl Vacas.
- 3º I. El libro de las emociones para niños y niñas de Gemma Lienas.
- 3º I. El pez Arcoiris de Marcos Pfister.
- 3º I. Cuando a Matías le entraron ganas de hacer pis en la noche de Reyes de Chema Heras.
PRIMARIA
- 1º P. Rasi, estrella del rock de Begoña Oro.
- 1º P. Pequeñas historias Montessori. La naturaleza Ève Herrmann y Roberta Rocchi.
- 1º P. El domador de monstruos de Ana María Machado.
- 1º P. El Rey León de Disney.
- 1º P. Pupi y Lila juegan al escondite de María Menéndez-Ponte.
- 1º P. El pequeño dragón Coco da la vuelta al mundo de Ingo Siegner.
- 1º P. Señor grande, señor pequeño de Beatriz Dapena.
- 1º P. El superpoder de Rasi de Begoña Oro.
- 1º P. La niña pequeña que no quería cepillarse el pelo de Kate Bernheimer.
- 1º P. Princesas Dragón, su majestad la bruja de Pedro Mañas.
- 2º P. Isadora Moon y el hechizo mágico de Harriet Muncaster.
- 2º P. Agencia de detectives de Jorn Lier Horst.
- 2º P. El Pequeño dragón de Joan Aiken.
- 2º P. La oveja que vino a cenar de Steve Smallman.
- 2º P. ¿A qué sabe la luna? De Michael Grejnicc.
- 2º P. Isadora Moon y el Castillo Encantado de Harriet Muncaster.
- 2º P. La hormiga Pasmina de Manuel Ferrero.
- 2º P. Harry Potter y la piedra filosofal de J. K. Rowling.
- 2º P. Gerónimo Stilton y el gran libro del reino de la fantasía Elisabetta Dami.
- 2º P. Pablo Diablo y el Ratón Perez de Francesca Simon.
- 2º P. Mini Timmy de Tim Gahill.
- 3º P. El pequeño cuidador de insectos de N. Rugani.
- 3º P. Los forasteros del Tiempo de Roberto Santiago.
- 3º P. Cuando las niñas vuelan alto de Raquel Díaz Reguera.
- 3º P. La rana sabia de Lauro Olmo y Jesús Gabón.
- 3º P. Kitty salva la noche de Paula Harrison.
- 3º P. El diario de Rowley: ¡Un chico súperguay! ¡Ahora hablo yo! De Jeff Kinney.
- 4º P. El súperzorro de Roald Dahl.
- 4º P. El diario de Greg. Días perros de Jeff Kinney.
- 4º P. Ninja Kid de Anh Do.
- 4º P. Las brujas de Roald Dahl.
- 4º P. Astérix y la hija de Vercingétorix de R. Goscinny.
- 4º P. Kika Superbruja y los piratas de Knister.
- 4º P. Perrock Holmes. Dos detectives y medio de Isaac Palmiola.
- 4º P. Los forasteros del tiempo y los futbolísimos. La aventura de los Balbuena con los inventores del fútbol de Roberto Santiago.
- 4º P. Astérix el Galo de René Goscinny.
- 4º P. La increíble historia de la abuela gánster de David Walliams.
- 5º P. Fray Perico en la guerra de Juan Muñoz.
- 5º P. El museo de los ladrones de Lian Tanner.
- 6º P. La increíble historia de… El mago del balón de David Walliams.
- 6º P. Harry Potter y el prisionero de Azkaban de J. K. Rowling.
- 6º P. La diversión de Martina. Un desastre de cumpleaños de Martina D'Antiochia.
- 6º P. El chico que salvó la Navidad de Matt Haig.
- 6º P. Un cuento de magia de Chris Colfer.
- 6º P. Willa de los bosques de Robert Beatty.
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